Thursday, May 31, 2007

Caramelos acidos


Conviene tener un as en la manga para cuando nos gana la vagancia; es deseable una opcion digna ante una inversion minima de esfuerzo, en el campo etilico como en otros. Un trago que pueda armarse directamente en el vaso es un punto a favor en este aspecto, asi como la ausencia de licores esotericos en su composicion.

El Whisky Sour es un excelente ejemplo de trago sencillo, de noche de hastio; "gauchito", como quien dice. Elemental en su composicion, refrescante y sospechosamente poco conocido; un buen ejemplo de porque estar a la moda en cocteleria es un merito dudoso.

Liturgia

Dos partes de escoces, tres cuartas partes de limon, una parte de jarabe azucarado. Armado en un vaso de Old Fashioned con hielo abundante. Quizas una cereza al marraschino y una rueda de limon o naranja.

Raconte

Ninguna hasta donde nuestras fuentes informan. Mas viejo que la injusticia, como dirian las abuelas. Prehistorico.

Lo personal es etilico

Un trago vilipendiado en la juventud que vuelve ejerciendo su venganza. Multiples variaciones: una parte de jugo de naranja en vez de jarabe, una cucharada del jarabe de las marrachino
(nuevamente...), unos dashes de bitters, un toque de granadina para dar color, quizas un dash de Cointreau.

Saturday, May 26, 2007

Minimalismo

El usual Gin tonic, pero con un dash generoso de Campari y dos o tres de bitter Angostura. Bautismo pretencioso: Bitter tonic. A veces los pequeños detalles valen el mundo.

Tuesday, May 22, 2007

Manhattan Transfer


Es delicado el equilibrio entre la novedad y lo establecido; en la cocteleria, la situacion se parece mucho a aquello del pajaro en mano y los cien volando. No es censurable sospechar de quien toma siempre lo mismo. Sin embargo, el ansia de continua innovacion tampoco es coherente, sobre todo ante los clasicos que han sobrevivido mas de un siglo.

El Manhattan es uno de los referentes mas fuertes de lo que podriamos llamar "cocteleria clasica", sobre todo considerando su notable longevidad; data de 1874. Un trago simple e iconico, presente aun en cartas mediocres. Sin duda un buen lugar para empezar una noche.

Liturgia

Un verdadero Manhattan se prepara con dos medidas de rye o bourbon y una de vermouth rojo. Copa de cocktail y una cereza al marraschino completan el trago. Dos dashes de bitters son casi la norma, preferentemente Angostura. Si no hay rye o bourbon disponible (situacion bastante comun), podemos cambiarlo por escoces, pero tecnicamente tendriamos entonces un Rob Roy, siempre que se cambie la cereza por un rulo de limon. Por suerte a veces nadie esta mirando.

Huelga decir que añoramos la inaguracion de nuevos circulos del infierno para aquellos innombrables que tengan la mala idea de batir un Manhattan...

Raconte

Existen dos versiones sobre el nacimiento del Manhattan, ambas ligadas a New York. Segun una de ellas, el trago fue inventado en 1874 por un barman en honor a la madre de Winston Churchill, cuando anfitriona de una fiesta por la eleccion de William Tilden como gobernador. La otra version adjudica el trago al juez de la corte suprema Charles Henry Truax, a quien su medico recomendo dejar de beber Martinis si queria bajar de peso. Aparentemente el juez pidio al barman algo para sustituir la libacion prohibida y alli nacio el Manhattan.

Lo personal es etilico

El primer trago (ya hemos hablado de ello) es especial, pero tambien lo es el primer gran trago. En el caso del que escribe, un glorioso Manhattan, obra de una amistad cimentada en el bitter y alguna nocion de arte. Ciertas variaciones a lo largo de los años: una cucharada del jarabe de las marrachino (radical, si...), cambiar el rye/bourbon por Tennessee, trocar el Angostura en un dash de Campari o Fernet.

Dos Manhattan, La Naranja Mecanica y The Wall al hilo. A veces uno se pregunta como sobrevive a ciertas cosas.

Saturday, May 12, 2007

Empalago

Para cumplir con viejas deudas; al pasar, sin estructura y con un dejo de verguenza:

Partes iguales de licor de chocolate blanco, licor de chocolare negro y Amarula. Vaso corto. Solo un cubo de hielo; salsa de chocolate, canela y quizas un dash de Angostura.

El pin no miente.

Miedo a la oscuridad

Es triste saber que una mujer puede destruir casi cualquier cosa. Aun esquivando los tajos y estocadas, es imposible pasar la veintena sin algunas war casualties ; lugares, canciones, libros que, por asociaciones automaticas con la hetaira en cuestion, entran en el Codex de nuestra conducta sentimental.

El que escribe carece de tragos vedados; por alguna coincidencia o suerte (ese es el interrogante), ninguno quedo intimamente vinculado con el puñado de viejas novias y filos que cabe contar. Ninguna era particularmente adepta a lo etilico, pero sospecho que la causa no pasa por ese wing (mas agradable es intuir un hada de vuelo erratico que protege los martinis con su varita-revolvedor).

El miedo, sin embargo, siempre esta. Las opciones, como de costumbre, son el desden o el cuidado. Seguir bebiendo nuestros Manhattan con mujeres hermosas y arriesgarnos a perderlos. O sino abandonarlos (en compañia al menos) por tragos mediocres. Claro que, de alguna manera, la clase de mujeres que se acercarian a nos bebedores de Sex on the beach serian posiblemente de una vulgaridad a tono.

Algo parecido a la paradoja asoma su horrible cabeza.

Monday, May 7, 2007

Condiciones materiales

Si aceptamos a priori que hay un momento y lugar para cada bebida alcoholica, puede que la ausencia de ciertos momentos o lugares nos cierre puertas. La categoria informal licores presenta este problema.

Cualquiera con algo que pase por una vida social tiene oportunidad de un Gin tonic de barra, de una cerveza negra de picada, quizas un whisky de poker. Mas dificil es encontrar el entorno para un taco de Amaretto, Ginebra, un sniffer de Brandy entibiado. Huelga aclarar que un antojo suele pasar por encima de estas y otras convenciones, como en este y otros ambitos. Sin embargo, nadie es ajeno al deseo de la experiencia completa, del rompecabezas entero.

Tal vez es necesario forzar sutilmente algunos giros, tirar de los piolines para suscitar estas condiciones elementales. Conseguirse un abuelo Republicano para recordar con el, jerez de por medio, las gestas del Ebro. Romper dramaticamente con mujeres que no nos interesan tanto para mandarse media botella de Bols y entonar penosamente un tango. Visitar a una abuela (propia o ajena, no viene al caso) y compartir con la nona un dedal de Amaretto.

Personalmente, me consume una obsesiva busqueda de velorios para poder saborear, en paz de una vez por todas, mi copita de anis.

Saturday, May 5, 2007

Prima nox

El primer trago guarda para muchos la misma mistica sentimentaloide que la primera novia o el primer buen libro. Al igual que con las mujeres y la bibliografia, las primeras experiencias rara vez son las mejores desde un punto de vista tecnico. Sin embargo, la nostalgia parchadora se encarga de endulzar el recuerdo e idealizar ese paso inicial.

En el caso de este cronista, se trata del Gin tonic, coincidencia orgullosa (analoga a una primera novia atractiva o entrar a la literatura buena por, digamos, Orwell). Un trago tan elemental que un porcentaje sustancial de la poblacion lo conoce (y uno menos sustancial puede incluso prepararlo). Simple y relajado, lejos de la dignidad imperial de un Manhattan o un Old Fashioned, la contundencia de un Sidecar. Algo para aprovechar esa buena botella de gin. El favorito de John Constantine.

Liturgia

Una parte de gin, de una a tres partes de tonica segun el gusto personal (siguiendo la formula de los sours nos jugariamos por dos, pero como decia un ilusionista nacional, puede fallar...). Vaso de Tom Collins (AKA vaso largo), hielo abundante, rodaja de lima o limon.

Raconte

Por una vez la historia mantiene un dejo de credibilidad. Al parecer los soldados de la British East India Company debian beber agua tonica para prevenir la malaria; al ser la quinina brutalmente amarga (no era Schweppes lo que les daban...), la unica manera de hacerla aceptable era mezclarla con gin. Pasable historieta.

Lo personal es etilico

Cuando no es necesario aparentar clase o erudicion ante la concurrencia, un simple clasico como el Gin tonic puede ser el remedio a todos los males de una noche de verano. Si la suerte nos depara una barra con Schweppes y aunque sea un Burnett´s, acabamos de alcanzar un minimo paraiso "del cual ya nadie podra expulsarnos", como escribio Hilbert.

Tuesday, May 1, 2007

Panzer Aperitif

El placer de la novedad puede saborearse en vicios varios; la literatura, la musica sin duda. Pero si pertenece por derecho a un rubro, es al alcoholico. Dos aficionados se entienden cuando
encuentran una botella nueva, algo que no habia transitado garganta abajo nunca antes, y la anticipacion les afloja el paladar. De cierta manera es una desdicha conocer ciertas bebidas antes de haber acumulado el litrometraje necesario para deleitarse al maximo en ese descubrimiento.

El Jagermeister es un ejemplo valido, al menos para el que escribe. Amargo y anisado pero no tanto; especiado, extraño. No hace falta demasiado para entenderlo; se lo toma generalmente con agua tonica, con naranja, quizas con Red Bull. Solo el Bitter Angostura es capaz de superarlo en aroma y fuerza. Como todo bitter, hace falta ejercitar el paladar para disfrutarlo del todo.

Fieles, las botellas en fila marcial nos hacen una promesa humilde: que a diferencia de con las mujeres, siempre habra una nueva oportunidad de dicha.