Tuesday, November 19, 2013

Good, gin-fearing men


La escasez de recursos es, para el espíritu sensible, una oportunidad de reflexión. En el mundo moderno, lo mas parecido al éxodo que podemos concebir es una mudanza. Entre cajas y desorden y extravíos, forzosamente hemos de batallar con la precariedad para mantener el hábito y el gozo de la mixología. Dificil, sin embargo, ejercitar la amada coctelería clásica sin su primer motor inmovil: el gin.

El rye es un substituto, quizas. El vodka, para aquellos afectos a esta modernidad degenerada que nos alcanza, pegajosa, desde la segunda guerra. Para los ortodoxos, sin embargo, el gin es siempre el alfa y el omega de nuestras incursiones. Recordando el famoso gin tonic y su origen colonial, visitamos nuevamente un clásico olvidado: el Pegu.

Liturgia

Paul Harrington en su "Cocktail Time" (prehistorias de la internet) sugiere 1 y 1/2 de gin, 1/2 de Cointreau, 1/2 de lima y bitters Angostura. Dale DeGroff, mas afín a la estructura de un sour, elige una lima en cuartos machacada con bitters (Angostura y naranja) y 3/4 de curacao, seguida de 2 partes de gin. Robert Hess, mas heterodoxo, propone 2 de gin, 1 de orange curacao, 1 cuchara de te de jugo de lima y bitters Angostura y de naranja.

En todos los casos, batido y en copa de martini, adornado con un gajo o una cascara de lima.

Raconte

El trago insignia del Pegu Club, un reducto victoriano en Rangoon. Refugio gentilhombres agobiados por el white man's burdain. Aunque Burma sea hoy Myanmar, el vigor internacionalista de la cultura del cocktail (atravesando millas y civilizaciones) no puede sino sorprendernos.

Lo personal es etílico

Otro trago primerizo, de mano del viejo "Cocktail Hour" de XXX en Wired Magazine. Ese pasado difuso donde la red de redes era aun un lugar inhóspito donde, como en el Africa de otros tiempos, siempre habia porciones inciertas en el mapa.

Friday, November 8, 2013

Snob


Todos poseemos nuestras tilinguerias; designamos como snob a aquel que no tiene el talento de subterfugio para disfrazarlas. En el rubro alcoholico, hay botellas que mucha gente suele tener por cuestiones de elegancia. Un colega sugiere basar nuestro stock de licores en una seleccion de tragos. Toda botella debe poder aplicarse a al menos un cocktail.

Las obligaciones laborales y demas minucias suelen robar tiempo a la mixologia. Ciertas compras permanecen en las repisas, esperando que encontremos algun trago para incorporarlas. Hasta hace poco, ese era el triste destino de una botella de Chartreuse verde en el armario. Anisado, duro, algo que solo un frances podria tomar con asiduidad. Por suerte, de mano de Robert Hess, un cocktail historico: el Bijou

Liturgia

Una de gin, una de vermouth, una de Chartreuse verde. Revuelto. Copa de martini, cereza y twist de limon. El Negroni frances, podria sugerir algun aventurero.

Raconte

Harry Johnson marca su origen en 1890 y aparece en su "New and Improved Bartenders Manual" de 1900. Lucious Beebe sugiere en "The Stork Club Bar Book" proporciones ligeramente diferentes: 1 1/4, 3/4 y 3/4. A.S. Crockett en su "Waldorf-Astoria Bar Book" sugiere un trago completamente diferente: partes iguales de vermouth rosso y Grand Marnier, con dos dashes de orange bitters.

Lo personal es etilico

La vuelta. Apretar los dienter, huir de la comodidad y probar algo nuevo. Decia Tom Waits de la musica, que es a veces como el alcohol:

"Your hands are like dogs, going to the same places they’ve been. You have to be careful when playing is no longer in the mind but in the fingers, going to happy places. You have to break them of their habits or you don’t explore; you only play what is confident and pleasing. I’m learning to break those habits by playing instruments I know absolutely nothing about, like a bassoon or a waterphone."